Un perro muy dependiente, que siente un apego excesivo por su dueño, sufre cuando se queda solo en casa. Es lo que se conoce como la ansiedad por separación: la mascota ladra de forma compulsiva, puede destrozar muebles en casa, e incluso, hacer sus necesidades en sitios no apropiados para llamar la atención. Algunos consejos sencillos ayudan a fomentar la autonomía de nuestra [email protected], mientras le ayudamos a ser un animal más feliz.
Un perro demasiado dependiente puede pasarlo mal cuando llega el momento de separarse de su dueño. La mascota, por un lado, se muestra muy cariñosa y sociable con la familia: el perro es un animal de manada. Pero cuando el apego es excesivo, este aprecio desmesurado puede transformarse en una dolorosa y poco saludable falta de autonomía. «La ansiedad por separación es un trastorno de conducta que se observa en algunos perros al ser separados de sus propietarios» , explican desde la Asociación Nacional Amigos de los Animales (ANAA).
Una mascota que padece ansiedad por separación es habitual que lo manifieste con destrozos no habituales en casa. Volver al hogar y encontrar que nuestro perro ha mordido los cojines, arañado el sofá o removido la arena de las macetas pueden ser señales de que nuestro amigo adolece de un temor inusitado a la soledad. Otros avisos que pueden revelar que el can padece el síndrome de la ansiedad por separación son los ladridos y lloros continuados, los arañazos en la puerta tras haber abandonado la casa o las defecaciones y micciones dentro de casa. Síntomas menos frecuentes en un animal que padece ansiedad durante la soledad son los vómitos y las diarreas durante la ausencia del propietario. Cuando la angustia es muy pronunciada, el perro puede incluso llegar a producirse calvas y heridas en la piel (dermatitis) como consecuencia del lamido constante de determinadas zonas de su cuerpo.
Una Mudanza
Cambios en las rutinas, horarios, etc.
Fallecimiento de la persona a la que el perro está más vinculado.
Padecimiento de una enfermedad grave al poco tiempo de llegar a su nuevo hogar.
Aislamiento social durante los periodos de socialización.
Separación temprana de la madre.
Estancia en una residencia canina, refugio o protectora.
Nuevo miembro en la familia, ya sea éste otro cachorro de la misma o de diferenteespecie, un bebé, nueva pareja, etc.
Trastornos geriátricos
Algunos autores afirman que existe predisposición hereditaria debido a la cría selectiva de perros más afectuosos, socialmente dependientes o infantilizados que crean una excesiva vinculación con los propietarios e intolerancia a la soledad.
Cuando los propietarios abandonan el domicilio y el perro se queda sólo.
Cuando los propietarios están en el domicilio con el perro pero éste no tiene acceso a ellos.
El tiempo que un dueño permanece lejos de su mascota no tiene por qué ser prolongado para que aflore la ansiedad en un perro excesivamente dependiente. Los síntomas de la ansiedad pueden producirse en la mayoría de las salidas del dueño: sean cortas o de larga duración. «La ansiedad por separación aparece incluso en separaciones de corta duración, de apenas unos minutos», advierte ANAA.
Una mascota que padece estrés cuando se queda sola suele llegar a identificar las señales que le advierten de la marcha inminente de su dueño. Algunos de los gestos cotidianos que anuncian a un perro de la partida de su amo son el sonido de las llaves, el momento de ponerse los zapatos o sacar el abrigo del armario. Estas señas cotidianas suelen funcionar como un resorte capaz de desencadenar, de forma inmediata, la reacción de estrés o ansiedad en nuestra mascota.
No todas las malas conductas que un perro pueda tener en casa, sin embargo, deben asociarse con el síntoma de la ansiedad por separación. «Para poder identificar un problema de ansiedad por separación, el perro debe manifestar los síntomas solo cuando el propietario se encuentra ausente», advierte la organización de defensa de los animales ANAA.
Un perro que experimenta un estrés desproporcionado cuando llega el momento de separarse de su propietario es frecuente que no haya logrado afianzar su independencia durante su etapa de cachorro.
Conviene recordar, no obstante, que el animal no suele ser el responsable de su falta de autonomía, en no pocas ocasiones es el propietario el culpable del excesivo apego que siente su amigo por él. Unas atenciones constantes recibidas por parte de la familia suelen explicar, en no pocos casos, esta nada saludable dependencia del perro.
Los destrozos, ladridos excesivos y micciones en casa característicos del síntoma de la ansiedad por separación son consecuencia del pánico extremo que padece el animal al quedarse solo. La mascota, en ningún caso, trata de castigarnos.
Como hemos visto, la mejor forma de evitar esta conducta, es conseguir establecer un vínculo adecuado entre el perro y su dueño, lo cual no siempre es fácil, debido a loserrores de manejo descritos anteriormente, tales como la humanización del perro porparte del dueño, etc.La regla de oro para evitar este problema sería decir que hay que conseguir que elvínculo existente entre el perro y su dueño no se convierta en hiperapego. Paraconseguirlo, podemos tener en cuenta algunas pautas:
No ocupar el puesto de la madre natural para que el apego no se convierta enhiperapego. Esto significa no estar todo el día junto al perro, ni prestarle atencióncontinua, ni tenerlo siempre en brazos, etc.
No estar a disposición del perro. Debemos ser nosotros los que decidamos cuándo hayque jugar, relacionarse afectivamente, etc.
No tratarlo como si fuera un bebé o una persona. Este trato interfiere con su evoluciónnatural de desarrollo como individuo y contribuye a que el perro no madureemocionalmente.
Acostumbrar al perro a quedarse solo desde el principio. Lo mejor es dejarlo solodespués de un largo rato de juego o ejercicio.
Darle espacios para que se independice desde el principio.
Establecer unas rutinas desde el momento en que el perro llega al hogar.
Al salir, darle un juguete, hueso masticable, etc. para que esté entretenido.
Generalmente, cuando se le dice al dueño de un perro con este problema, que un
perro es un perro, le sienta mal, le parece que la persona que se lo está diciendo es un
insensible, que no sabe lo especial que es su perro y que está denigrando a los perros y a
su relación con los humanos. Esta reacción es una buena demostración de que el dueño
no percibe a su mascota como a un perro y, por otra parte, también nos demuestra que el
hiperapego es bilateral. Es muy importante que los dueños entiendan que los mimos no
son incompatibles con la disciplina.
Algunos consejos sencillos pueden ayudar a la mascota a ser más independiente y, de paso, más feliz. Para reducir el excesivo apego que siente el perro por su dueño, se ha de intentar ignorar las abusivas demandas de atención que solicita el animal. Contrarrestar la falta de atención con premios (comida, caricias, juguetes o palabras amables) cuando el animal se comporta de un modo tranquilo ayudará a la mascota a sentirse cómoda y confiada.
Respetar los horarios de las comidas y de los paseos del perro favorece que la mascota recobre la serenidad. Estos cambios tratan de potenciar la felicidad de nuestro amigo y reducir la angustia que experimenta cuando llega el momento de la separación.
Recuerde que una mascota con ansiedad por separación suele provocar destrozos no habituales en casa: puede morder los cojines, arañar el sofá o remover la arena de las macetas.
Advierta que los ladridos y lloros continuados, los arañazos en la puerta tras haber abandonado la casa o la aparición de defecaciones y micciones dentro de casa puede ser señales de angustia por soledad en el perro.
No olvide que la ansiedad por separación aparece incluso en salidas de corta duración. Aunque no sean más que unos minutos.
La etapa de cachorro es esencial para trabajar la independencia de los perros: la cría de perro debe afianzar su autonomía durante los primeros meses de vida.
El animal no suele ser el responsable de su falta de autonomía: en no pocas ocasiones el propietario es el culpable del excesivo apego que siente su perro, al proporcionarle una atención excesiva.
No olvide que los destrozos, ladridos excesivos y micciones en casa responden al pánico extremo que padece el animal. La mascota, en ningún caso, intenta castigarle.
Trate de ignorar las abusivas demandas de atención que solicita el animal.
Contrarreste la falta de atención con premios cuando el animal se comporte de un modo tranquilo.
Respete los horarios de las comidas y de los paseos de su perro: ayudará a que recobre la serenidad.
Una consulta al veterinario le ayudará a resolver, de forma individualizada, las dudas que le puedan surgir.
Fuente del articulo: Consumer.es y Simiperrohablara.com
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