La otitis en el perro es la inflamación del conducto auditivo, que empieza en el pabellón auditivo (oreja) y recorre todo el oído del animal, hasta alcanzar el tímpano. Esta afección es más habitual en verano «debido a los baños en el mar», explica el veterinario Franck Savary, si bien «las patologías del oído en el can son bastante frecuentes», añade.
El oído del perro se divide en tres partes: la fracción externa y visible, que es la oreja del animal; el oído medio, que le protege de los sonidos excesivos; y el oído interno, un conjunto de conductos intrincados y cavidades rellenas de líquido que le confieren la capacidad de oír, pero también de guardar el equilibrio.
La otitis se debe a la acción de ciertos tipos de bacterias y hongos, que alcanzan el oído del perro y provocan su infección e inflamación. Estos organismos encuentran en verano las condiciones óptimas para crecer sin control. El agua en el interior del oído crea las condiciones de humedad que los hongos y bacterias necesitan para reproducirse a gran velocidad. Esto explica que sea importante secar con esmero el interior de los oídos tras los baños del perro.
«El calor, la falta de aire en el interior del conducto auditivo, así como la humedad que pueda quedar en este tras los baños en el mar o de aseo son factores que ayudan a que los gérmenes proliferen», advierte Savary. Si además el oído del perro contiene suciedad, los microorganismos proliferarán con más facilidad.
Otro tipo de otitis frecuente en el perro cuando llega el calor se debe a las espigas o largas gramíneas (plantas herbáceas), tan frecuentes en el campo durante la primavera y la época estival. Si la espiga logra engancharse al pelo del perro que rodea sus orejas, no es extraño que entre en el oído del animal y provoque una infección grave.
Es adecuado aprovechar el momento del aseo de los oídos del perro para revisar una posible infección en esa zona. Un oído sano tiene un color rosa pálido y, además, no huele mal.
Una de las señales que avisan de que la mascota padece una infección de oídos es la presencia anómala de cera en esta zona del pabellón. Tampoco es extraño que la otitis genere un hedor desagradable e intenso procedente de la zona del oído.
La inflamación auditiva ocasiona con frecuencia molestias a nuestro peludo amigo: el picor es frecuente cuando el perro sufre otitis. Si un perro sacude o se rasca sus orejas con demasiada frecuencia, será casi seguro que tenga una afección auricular.
«La primera señal de que el perro padece otitis es que empiece a sacudir la cabeza y a rascarse la oreja», asegura Savary. «Cuando la infección es más grave, el perro comienza a caminar con la cabeza ladeada hacia el oído afectado, e incluso, en fases muy avanzadas, el can puede llegar a caerse al perder el equilibrio», agrega. El oído interno proporciona al animal la capacidad de oír, pero también de guardar el equilibrio.
Aplicar el tratamiento adecuado para la otitis del perro es una de las claves para que la infección del oído de nuestra mascota se cuide sin provocar mayores daños. Esto significa que, ante estos síntomas, conviene realizar una pronta visita al veterinario.
Artículo por Eva San Martín(consumer.es)
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