El golpe de calor es un colapso debido a una repentina elevación de la temperatura corporal del perro. Puede resultar mortal y uno de los lugares donde se registra con mayor frecuencia es el interior del vehículo, durante el verano.
Los golpes de calor son más habituales cuando el animal se queda solo dentro del coche. Por ello, es fundamental evitar dejarlo sin compañía en el interior del automóvil, aunque esté aparcado a la sombra y tenga alguna ventanilla abierta.
«No es extraño que aparquemos el coche a la sombra, pero que al rato le dé el sol», recuerda el veterinario Manuel Lázaro. «Si el perro se encuentra en el interior de un automóvil estacionado al sol en verano, el vehículo puede convertirse en una trampa mortal para el animal, ya que en pocos minutos alcanzará una temperatura altísima», estima el especialista.
El vehículo en verano se convierte en un receptáculo que almacena y retiene el calor con mucha facilidad. La chapa es un material que mantiene la temperatura, sobre todo, cuando el coche está parado. Un vehículo estacionado al sol en verano puede superar los 80ºC.
Si no queda más remedio que dejar unos minutos a tu frenchie en el coche, hay que cerciorarse de estacionar el vehículo en una zona donde sea seguro que permanecerá a la sombra, como debajo de un porche.
Un perro tiene una temperatura de 39ºC en condiciones normales, así como menos facilidad que las personas para refrigerarse porque no suda. Por este motivo, un coche cuya temperatura sea muy elevada supone para el animal un importante factor de riesgo, ya que no es extraño que pueda sufrir un golpe de calor. Y esto siempre se incrementa en el caso de los perros chatos, como los frenchies, ya que siempre respiran peor.
Esto explica que la ventilación en el coche sea fundamental para conseguir que la temperatura no suba más de lo que es recomendable para la salud de la mascota. Es adecuado poner en funcionamiento el climatizador (o aire acondicionado) en el vehículo, a una temperatura que no sea demasiado baja. Alcanzar 24ºC o 25ºC es suficiente para que los ocupantes del coche viajen frescos en verano.
Los cambios bruscos de temperatura no son apropiados para él: si en el interior del vehículo la temperatura ronda los 19ºC y en el exterior alcanza los 40ºC, el contraste será demasiado pronunciado y podría resfriarse.
En ausencia de climatización, mantener las ventanillas bajadas ayuda a que el coche no alcance una temperatura suficiente como para provocar un golpe de calor en el frenchie. El aire ayudará a que el perro no se maree. Sin embargo, no es recomendable que se asome por la ventanilla, ya que puede haber riesgo de que se golpee o de que algún objeto se introduzca en sus ojos.
El perro que viaja en coche asomado por la ventanilla, además, corre el «riesgo de contraer conjuntivitis y otitis». «Lo mejor es que viaje en el coche dentro de un trasportín para perros porque, de esta manera, el animal no se mareará y viajará más tranquilo».
Artículo por Eva San Martín (consumer.es)
También te puede interesar: